Yo y los vehículos de dos ruedas no nos entendemos. Cuántas veces le habré dicho a mi preciosa GSR que el asfalto está duro y que las reparaciones en el taller son muy caras. Pero ella no me ha hecho caso, y después de nueve meses de perfecta relación, hemos tenido que pelearnos. El caso es que el domingo pasado, de vuelta a casa tras la jornada de trabajo, me fui al suelo a 70/80 km/h al perder la dirección delantera en una vía con curva ratonera de incorporación a la AP-7, a la altura de El Papiol
. Es cierto que el pavimento estaba muy mojado, pues había llovido, pero ni me plegué demasiado en la curva ni tampoco iba haciendo el cabra. Pero son cosas que pasan. Bueno, la caída, al más puro estilo Moto GP, tan sólo me provocó una rascada en la mano derecha y un susto de tres pares de cojones. Fui arrastrándome mientras veía cómo la moto también se arrastraba soltando chispas hasta el muro de contención. Eso fue lo que más me dolió, y no la mano. Aún en el suelo, un vehículo se detuvo y un hombre salió para interesarse por mi estado; yo era un flan. Llamó a los mossos, que aparecieron enseguida, y éstos llamaron a la ambulancia, que también apareció en poco tiempo. Al parecer, se había producido otro accidente no hacía mucho tiempo y rondaban todos por allí. Pero también apareció otro vehículo: el que llevaba a cuatro compañeros de trabajo. Al verme en el arcén se pararon y salieron del coche a toda prisa. Dani, ¿qué te ha pasado?, dijeron con las manos en la cabeza. Na´, que me he ido al suelo, respondí tembloroso. Betsy, una de las compañeras, por poco se desmaya al ver toda mi mano ensangrentada y con pieles colgando. Me hicieron la prueba de alcoholemia, me pidieron los papeles, me atendieron en la ambulancia y la grúa se llevó la moto. Lo peor ha sido aceptar el coste de la reparación de la “niña”. ¡2300 EUROS! Intenté dar pena en el concesionario, pero no coló. Así que toca pagar. Les doy las gracias a Betsy, a Sandra, a Francesc y al que llevó la moto hasta un lugar apartado de la vía por hacerme compañía durante todo el suceso. Y a Betsy y a Sandra les debo un café por ir a verme a urgencias y llevarme a casa en coche tras salir del Hospital de Bellvitge. ¡¡¡Señoras y señores, ESTOY VIVO y podré continuar dando guitarrazos con los de Silent!!!
Dani Alpáñez
2 comentarios:
Pobre Dani...
sigues vivo, y tus dedos guitarreros tambien!
ánimo!
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